miércoles, 16 de mayo de 2012

LAS COSAS POR SU NOMBRE

Dedicado a esa pequeña mujer sin miedos, a aquella ladrona de palabras que durante una noche de vacaciones me enseñó el poder del lenguaje... y que un perro también puede ser un kinokino y aún mover la cola al verte.



Las cosas por su nombre

Ya no llamo
a las cosas por su nombre.
Voy por la calle diciéndole
kinokinos a los perros
y abedules a las flores.
Paseo por la peatonal
gritando melancolía
a todos los cafés
y he bautizado
como vendedores
de llantos contenidos
a los puestos de diarios.
A las guerras
les digo innecesarias
y a las cenizas del amor,
ataques de pánico.
Ningún título me convence,
cambié el tuyo por crimen
y al mío por castigo,
a nuestra relación
le puse curiosidad
y a nuestra despedida,
preinfarto de miocardio. 

5 comentarios:

  1. Genial ese final!
    A la puchaaaa, diría un loco!
    (Hoy las señoras del barrio están admiradas)
    Un beso Dcamps.

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  2. :)

    Los enamorados siempre quieren crear con palabras lo que ya existe. En eso se parecen a los poetas, eh?

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  3. Jolines Camps!!

    Este poema es simplemente perfecto, redondo, "mordedor" en cuanto a las miserias humanas, gracioso también!!

    Un abrazo bien fuerte!!

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  4. Todo tiene su nombre, aunque nos lo inventemos. Y debemos conocerlo :)

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