domingo, 25 de septiembre de 2011

PABLO NERUDA


El sábado pasado fui invitado al programa radial “La Mala Palabra”. El nerviosismo y la congestión nasal me asaltaron minutos antes de salir al aire, pero pese a mis fallas técnicas, la calidez del estudio y sus integrantes hicieron llevadera mi estadía. Fue bueno encontrarse con un grupo de personas que aún apuesta por la literatura y su magia.
Cerré mi visita leyendo un poema de uno de mis más grandes referentes, Pablo Neruda. Él fue un hombre que se cansó de serlo, un ser humano con todas las letras, un poeta comprometido con lo social que se ganó con el sudor de su frente una inmortalidad bien merecida.
A 38 años de su muerte, ni las guerras, el odio y el tiempo han podido traer el olvido a esos 20 poemas de amor, a esa canción tan desesperada, a las odas elementales y a tanto estravagario que circulan por el corazón de una infinidad de lectores.
Les dejo “Walking Around”, a modo de humilde homenaje.

Walking Around

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas moradas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
no quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos,
aterido, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

Pablo Neruda

viernes, 23 de septiembre de 2011

DESEO




Cuentan las historias que los caminantes de los grandes desiertos pedían a sus dioses la aparición de una estrella fugaz capaz de iluminarles el sendero las noches en que la luna se perdía. Desde entonces, aquellos destellos son algo divino, con la capacidad de cumplir los más secretos anhelos. 

¿Que pasaría si un día una estrella fugaz pasa frente a tu nariz y no sabes que deseo pedir? Son sólo instantes los que uno tiene para meditar el pedido. Por eso hice esta lista, pero la hice con la voz de Gardel susurrando a mis espaldas y “El día que me quieras” sonando de fondo...


Deseo

Tener una estrella fugaz por lámpara,
un murmullo de pájaros por despertador,
un racimo de nubes por cama
 y la frescura del río para arroparme.

Tener un violín en la voz,
un bandoneón por llanto,
una brújula en el corazón
y un viejo loco por consejero.

Tener mil sueños y uno menos,
una recaída que levante el ánimo,
un perro que no desafine
y un jardín que traicione al otoño.

Tener ganas de tenerlas,
sonrisas que impliquen carcajadas,
una luciérnaga que me incendie
y un disfraz para cada día de la semana.

Tener una mano con más dedos
para contar todas las veces que dije te amo
y una margarita con los pétalos justos
para el día que me quieras.