sábado, 30 de junio de 2012

POEMA PARA UNA BOTELLA


“Maldita la certeza de saber que esconderse es un vicio que sólo retrasa lo inevitable.”



Poema para una botella

Sólo espero
que el humo de tu cigarrillo
se eleve al cielo en forma de esperanza.
La vida es puro constructivismo,
no me lo niegues.

Ya lo decía Neruda,
nada quiero con la muerte.
Por eso te ruego, mujer,
que dejes de dar vueltas en tu almohada
y me cures este maldito insomnio.

Porque al final de cuentas,
¿qué será de nosotros
el día que maldigamos estar vivos? 



domingo, 3 de junio de 2012

DE UNA BUENA VEZ

Ay, amigo, ojalá aún estuvieses aquí, sentado a mi lado, comiendo las galletas de chocolate que nunca, pero nunca, me gustaron.

De una buena vez

Camino por las veredas de mi barrio y disfruto como el frío me congela los lóbulos de las orejas. Paso horas mirando como el viento junta las hojas secas que el otoño terminó de asesinar. Me siento sobre el cantero de mi vecina a escuchar como los conductores se equivocan al poner los cambios de sus autos. Disfruto al leer un libro con el sol a mis espaldas hasta el momento en que mi propia sombra me deja a oscuras. Acerco mi cara al pasto recién cortado para oler esa fragancia a vida que tanto me agrada. Escribo frases sin sentido mientras me tomo un descafeinado un poco espeso y azucarado. Escucho música sentado al lado del perro que come las galletas de chocolate que nunca me gustaron. Duermo mirando la pared para no ver la luz de luna que entra por la ventana. Estudio sobre incertidumbres sólo para mantener a raya mi imaginación. Me levanto descalzo y malhumorado para apagar el reloj y seguir durmiendo. Tarareo canciones poco populares mientras miro la televisión agazapado en el sillón. Amo a las mujeres de los psiquiátricos como siempre soñé hacerlo. Aprendo a guiarme por el sentido de los girasoles y la humedad del ambiente. Canto verdades demasiadas sinceras en forma de versos ambiguos. Paseo por el centro con hermosas acompañantes para tentar al destino. Silbo por las calles como si estuviera solo y contento. Sigo sin entender como el Coyote pudo atrapar al Correcaminos. ¡Maldición! Creo que por fin he empezado a vivir mi vida.