lunes, 30 de enero de 2012

DISCUSIONES


“Hay discusiones que valen  la pena continuar toda la vida”.

Discusiones

¿Cómo no voy a fruncir el ceño?
Si es dar vuelta la página
para ver que la cosa no anda.
Sí. Ya sé. Tienes razón.
Mejor dejo de lado el diario
y termino el café.
¿Los chicos? ¿Siguen durmiendo?
No. No los despiertes,
preparo el bolso y marcho.
Sí. Ya tengo todo.
Te dije que te amo, ¿verdad?
Bueno, te amo.
No, que nunca está de más.
Eso sí, anota todo los besos
que te debo, que a fin de mes
pasamos en limpio las cuentas.
Mejor me voy. No quiero llegar tarde.
Está frío fuera. Frío y duro
¿Y si mejor me quedo? 
No. No me regañes.
Te prometo que mañana será
un nuevo día, hermoso y radiante,
 y oiremos en la radio
al señor del pronóstico,
y seguramente te enojes
cuando frunza el ceño al leer el diario
y no me quiera mover de tu lado.
Voy yendo, que la cuidad no perdona.
Fumaré menos, no te preocupes.
Te me cuidas esa tos.
Te amo.

sábado, 21 de enero de 2012

HISTORIA DE UNA TARDE

Desempolvando viejos poemas, esos que hablan de la esperanza y del smog del cielo, de risas y miradas desencontradas, de amores fugaces y tormentas solares, de urgentes rescates y capitanes que escapan de sus barcos, de encontrar en cada parada del colectivo a esa persona que esperaste toda tu vida. 

(Vale la aclaración, colectivo es sinónimo de autobús, gracias Joan)


Historia de una tarde

Hoy vi a la dueña de mi primer beso
salir del hospital
con una sonrisa enorme
y una panza gigante llena de alegrías.
Me detuve a felicitarla y a comentarle
que el embarazo le sienta bien.

A lo lejos, vi a esa mujer
que merodea mi vida casualmente.
Iba sola y desamparada,
mirando la sucia vereda
como quien ruega 
un urgente rescate.

Encontré a un viejo amigo.
Recuerdo que solía quejarse
de las bromas del destino
y de su mala suerte con las mujeres.
Pero esta vez fue distinto,
iba felizmente abrazado
a su futura esposa.

Finalmente, subí al colectivo
que me lleva  a casa.
Dio la casualidad
que en él estaba el amor de mi vida.
Me senté a su lado, y le dije
“Buenas tardes,
¿te conozco de algún lado?”

viernes, 13 de enero de 2012

SÓLO UN IR Y VENIR



Reviso viejos discos, esos que traen el recuerdo de las sabias palabras de Lope de Vega: “El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida”.
Ya lo dije hace tiempo, este poema no es más que una simple y cobarde manera de declararles la paz a esas mujeres que un día amé, vencer el maldito olvido que me empolva, y lograr, de una buena vez, dormir de corrido. Buenas noches.

Sólo un ir y venir

Me gustaría pasar
por las habitaciones
de las mujeres
que algún día
dejé de querer
para colgarles
una bandera blanca.

Y dejarles
por escrito
que sólo fui
un ir y venir
muy errado
al elegir los días
para amar.

Pero me asusta
encontrarme
con aquellos
semblantes enojados.
Quién sabe
que frívolos
momentos recuerdan.

No me malinterpreten.
No es perdón
lo que busco.
Sino una dulce manera
de no morir
en el agrio olvido.


miércoles, 4 de enero de 2012

INSOMNIO


“Bendito el insomnio que me trae tu recuerdo. Malditas las imposibles ganas de ir corriendo a buscarte.”
INSOMNIO

La locura me visita y me da un suave beso con sabor a realidad. Pienso frases para distraerme un poco, pero estas se van sin saludar, muy maleducadas. La ventana ruge mientras recita versos de Neruda en inglés y mi Messenger juega al scrable con frases de izquierda. El perro discute de política y el gato silba alegremente canciones regionales.
Me remuerden la conciencia todas las cosas que no hice en el día, miro la pared y las veo dibujadas como viejos grafittis. Todo se transforma en una película de los noventa con un enfurecido Bruce Willis de protagonista.
Quiero despejarme. Camino al baño y abro las canillas para mojar mi cara, pero sólo sale chocolate, ¡maldita ironía! Mis elefantes rosados van rompiendo fila en el techo y cantan canciones de los beatles, all you need is love se escucha de fondo. Apago la lámpara  y veo brillar tangos en forma de constelaciones, de repente irrumpe un chamamé y comienza a llover poesía. Doy vueltas y más vueltas, me abrazo a la almohada con olvidadas esperanzas y escucho como las malditas ovejas rezongan al saltar la cerca. 
Son simples segundos los que tardo en reconocer que no todo es fantasía, que los amores más peligrosos son los que te dejan el insomnio tatuado en la almohada y el delirio de consuelo.