miércoles, 16 de noviembre de 2011

BLANCO Y NEGRO

Llueve, y llueve demasiado para mi gusto. Detesto el mal clima. El agua está lavando las calles, arrastrando la basura y las penas hacia las acequias, jodiendo al sistema de desagües diseñados por los minuciosos ingenieros.  A mi me importa muy poco, odio esta maldita ciudad.
Me detengo en un portal y toco el timbre de un departamento. Le doy la espalda a la puerta, dándome el tiempo justo para terminar mi cigarrillo. Siento como el perfume de una mujer se funde con el ambiente, ella me sorprende por detrás y me abraza. Se que me ama y que es endemoniadamente bonita; creo que la despidieron del elenco de una vieja película en blanco y negro por tener los labios demasiado rojos. Me aprieta el brazo con fuerza y se lanza a la calle. No se que pasará por su cabeza, a ella no le importa la lluvia, y a mi me trauma sentir los pies húmedos. 
Caminamos por un largo rato, el arco iris todavía no se digna a aparecer en el cielo, y yo ya estoy impacientándome. Me comenta que su vida no es lo que esperaba, que de vez en cuando ve un destello en mis ojos que la mantiene con ganas de seguir viva. Me abraza aún más fuerte y apoya su cabeza sobre  mi hombro. Es muy dulce, pero mi maldita manía no me deja notar otra cosa que el agua haciendo estragos sobre mis zapatos de gamuza.
Llegamos a la puerta del café, la agarro de la cintura y la beso. Le digo suavemente al oído que la amaré por siempre, pero que no puedo hacerlo en este preciso momento. Me mira sin entender y lanza un cachetazo. No me queda más que sonreír mientras veo como su figura se aleja lentamente bajo la cortina de agua.
La película termina. Pero esta vez, el telón baja, la lluvia no cesa, y nadie me ovaciona de pie… 

3 comentarios:

  1. Es extraño como la lluvia despierta sentimientos tan dispares en las personas.


    Besos

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  2. He sentido el agua, el abrazo, el beso....

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  3. Yo te ovaciono. Me gustó.
    Al final, cuando cae el telón, siempre estamos solos.
    Un abrazo
    Tal vez regresó a esa película de donde nunca debió salir, estos tiempos modernos son crueles.

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