miércoles, 15 de agosto de 2012

LA ODISEA

“Perdón por la tristeza” (J. Sabina)

La Odisea

Ha capturado mi atención. Ésta sentada junto a la ventana sin más compañía que la de un libro, tomando un café mediano al cual revuelve con suma delicadeza, procurando que ninguna gota venza las leyes de la gravedad y abandone la taza. Parece frágil, pequeña y frágil, pero su mirada, confusa como la niebla, estremece el lugar.
No encuentro las palabras justas para definirla. Puedo intentarlo diciendo que su cabello refleja el sol recordando el paisaje y aroma del otoño y que su cara parece estar tallada en piedra, que tiene una belleza injusta y que probablemente las diosas del Olimpo la envidien al punto de desear su muerte. Pero hay algo en ella, un halo de melancolía que, sin quererlo, opaca la hermosura que la engrandece.
Lleva un largo rato dirigiendo su vista del libro a la calle, de la calle al libro, buscando a alguien que no encuentra en los adoquines ni en las tímidas páginas que sostiene con tanta desesperación. Mira con tanto anhelo hacia fuera que obliga a creer que el destino del mundo depende de esa cita.
El reloj del café no da tregua. Ninguna mirada por poderosa que sea puede detenerlo. Van varias vueltas de página y la persona que espera aún no se divisa en el horizonte, y quizás, no se divise nunca. Pobre Penélope. Ella no sabe que quedan muy pocos Ulises en esta ciudad.

2 comentarios:

  1. punzan esas agujas de tiempo como un sutil fotografía arrancada....
    bella mirada, injustamente bella...

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  2. Al final todos soñamos, una mujer sueña con lo que será una cita, o no y el hombre que la observa,imagina su escena particular. Me encantaron estas puntadas y esa maestría con la que cosiste el relato. Un gran costurero de las palabras.
    Gracias por tus palabras en mi blog.
    Abrazos de chocolate.

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