“En el
corazón tenía
la espina de
una pasión;
logré
arrancármela un día:
ya no siento
el corazón”.
(Antonio Machado)
Carta Documento
Quizás
así
sea
más fácil.
Partamos
en dos
el
último poema
que
te regalé
y
fumemos a medias
aquel
maldito cigarrillo.
Dividamos
lo poco
que
queda
de
mi pelo y juventud.
Quédate
la mitad
de
esta indecorosa
manera
de no hablarnos
y
la cama fría
y
el haberte enseñado
a
dormir sola durante
las
noches tristes
en
las que andaba perdido,
vaya
uno a saber
en
cual verso.
Por
último, quema
el
sueño eterno
de
una vida juntos
y
una copia,
legalizada,
de
la única carta
que
no te escribí.