Hay una cuota de azar en los encuentros que los hace
sumamente interesantes. Cada uno de ellos representa un pequeño universo en
expansión y nos recuerda la siguiente fatídica verdad: "nadie en su sano juicio quiero
salir con un clon suyo".
Al final nos vamos a encontrar todos, sin máscaras,
hermosamente veraces. Lo peor es que habrá quienes quieran continuar con la
cara tapada, como si nada nunca hubiese ocurrido. ¡Ay de ellos!, así jamás
cruzarán el Aqueronte.